Los individuos que perpetraron el golpe de Estado en Honduras ahora irrumpen en escena para reclamar, según ellos, el derecho que tiene nuestro país de integrar el tinglado de los pueblos civilizados del mundo.
¿Por qué no lo pensaron bien antes de poner al país en vergüenza internacional?
¿Será que estos solamente confirman aquel apotegma que dice, “que se es más esclavo de los de arriba que de los de abajo”?
Me refiero a los autores materiales, quienes como sabuesos amaestrados dibujaron con el olfato el camino de José Manuel Zelaya hasta entregarlo a manos de sus amos, los que dicen querer a Honduras. Todos sabemos que lo único que quieren son sus recursos naturales, el poder político para decidir sobre lo económico y el control total de la voluntad del soberano, todo con el truculento y perverso propósito de explotarlos para su beneficio.
Muchos liberales de corbata azul, conocen bien este principio. Actualmente ciertos individuos de baja ralea ya lograron, poniendo como pretexto la tan trillada integración partidaria, adquirir su tajada del gobierno espurio de Porfirio Lobo Sosa.
Algunos ya se colocaron, como ministros, otros en direcciones generales y hasta hay algunos, quizás los más “listos”, que ya se encuentran “representando al país en el servicio exterior”. ¡Ah! que liberales, siempre tirando a morado...
Más que restaurar derechos al pueblo hondureño, el gobierno actual está repartiendo favores a quienes contribuyeron directa o indirectamente a su instalación. La fregada es que Honduras sigue todavía penando por su ansiado reconocimiento internacional y lo más inaudito es que algunos medios, siguen mintiéndonos todos los días con noticias manipuladas, con encuestas falsas y promoviendo la falsa ilusión que en el país todo marcha de maravilla.
Ahora que ya le celebramos un año al golpe de Estado sólo quedan, en los nuevos redentores de Honduras, “recuerdos tristes de un pasado alegre”.
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