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jueves, 4 de febrero de 2010

El Canciller y las contra-dicciones de doña Martha por Roberto Quesada

“Odio al cinismo más que al diablo, a menos que ambos sean la misma cosa”: Robert Louis Stevenson

Afortunadamente el canciller Mario Canahuati no es novato en esto de la diplomacia y ya estuvo, en fecha no lejana, como embajador de Honduras en Washington, por tanto debe de saber que en estas ciudades los alquileres de las oficinas y el mantenimiento de las mismas no es nada barato.


Esto es en referencia a una noticia aparecida en La Prensa (03.02.10), en donde se lee: “Diplomáticos de Zelaya dejan deudas millonarias”. Lo que en realidad no es diplomático de Zelaya sino de Honduras, hasta donde yo sé nuestra democracia nos permite ser personas individuales, la acotación esa puede interpretarse como un esclavismo hacia Zelaya o a cualquier presidente de turno, sin duda, incurre en tremendo irrespeto a la persona humana.

Mientras unos hablan de reconciliación, otros se dan a la tarea de la exterminación entre hondureños/as, nada positivo. Cito la noticia: “Unos dos millones de lempiras dejaron como deuda algunas representaciones diplomáticas del gobierno de José Manuel Zelaya Rosales en el exterior. Se trata de las embajadas de Honduras en Washington, Estados Unidos y la representación diplomática acreditada ante la Organización de Naciones Unidas (ONU)”.

Como parte de las y los representantes de nuestra embajada ante las Naciones Unidas, escritor, intelectual y, sobre todo, ciudadano hondureño, tengo la potestad que me da la Constitución de la República de Honduras a defenderme de tal infamia, sin que por ello se me sancione violando la libertad de expresión y convirtiéndome en un perseguido político, y todas las consecuencias que ello conlleva.
Según dice la nota de prensa: “Las denuncias ya habían sido puestas por Marta Lorena Alvarado, vicecanciller de la República del gobierno de Roberto Micheletti, quien dijo que algunos de los embajadores del ex presidente Zelaya recibían salarios de organizaciones que eran financiadas por Hugo Chávez, presidente de Venezuela”.
Pues doña Marta anda muy equivocada y su denuncia de recibir dinero de Chávez y la cuenta pendiente entra en obvia contradicción. Si se hubiese tenido ayuda externa por supuesto que no se debería nada. Se debe porque así lo quiso el gobierno de facto de Roberto Micheletti y la Cancillería de facto.
Para el caso, nuestras oficinas en las Naciones Unidas nunca han estado cerradas, hemos sobrevivido a como dé lugar, incluso se ha cumplido con todo el trabajo y además se ha defendido a la Patria de un golpe de Estado militar, que es lo que corresponde a cualquiera que quiera su país y vea que se da este lamentable tipo de acciones y actuaciones.

Cuando el gobierno de facto usurpó el poder en Honduras, enviaron una lista para ver quiénes la firmaban o no. Firmarla significaba apoyar el golpe de Estado militar, el gobierno de facto. No hacerlo, por el contrario, era ganarse una nota firmada por Roberto Micheletti con el supuesto despido. Digo ‘supuesto’ amparado en el artículo 3 de nuestra Constitución de la República:
“Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador ni a quienes asuman funciones o empleos públicos por la fuerza de las armas o usando medios o procedimientos que quebranten o desconozcan lo que esta Constitución y las leyes establecen. Los actos verificados por tales autoridades son nulos. El pueblo tiene derecho a recurrir a la insurrección en defensa del orden constitucional”.

Y eso es lo que hemos hecho desde nuestra misión diplomática ante las Naciones Unidas, trabajar en lo cotidiano y defender la constitucionalidad e institucionalidad de Honduras. Si eso es delito, me ofrezco como preso voluntario. Doña Marta sabe muy bien que a muchos que firmaron la lista, aunque los despidió el gobierno de Zelaya, quedaron allí, agazapados, sin asistir a las oficinas, recibiendo jugosos cheques a sus cuentas personales enviadas por el gobierno de facto. Eso es lo que quieren justificar, el gran despilfarro que han hecho del erario nacional, dicho en cristiano, del dinero del pueblo.
No debemos cegarnos y saber que este fue un desorden, a unos nos han robado el sueldo, otros pagados clandestinamente por apoyar el golpe de Estado militar y hubo quienes por cualquier razón, temor o incomprensión a lo que sucedía, quisieron quedarse neutros, pero fue imposible, muchas veces fueron injustamente delatados y se les quitó su posibilidad de continuar su trabajo.

Por otro lado, los consulados como es el caso del de Nueva York, fueron cerrados por falta de pago de alquiler. Simplemente fueron echados a las calles por los propietarios del edificio y todo gracias al golpe de Estado militar. Ha habido todo tipo de abusos hacia nosotros y eso no está en el informe de doña Marta.
Esa es la cruda realidad, tampoco vamos a negar que el servicio exterior se presta para la corrupción, pero esto no ha sido sólo en el gobierno de Zelaya sino en todos. Aparece el hijo o hija de fulana o sutana ganando tal cantidad de dinero (y encima de ello prepotentes como el mismo diablo) que lo único que hacen es el mal funcionamiento de las oficinas, pues a quienes se les paga injustamente menos saben, pero temen decirlo, ante eso prevalece el rencor y acrecienta la falta de voluntad para realizar un trabajo con el profesionalismo que se debe. Todo debido a que nadie es tonto y está enterado del privilegio por parentesco de algunas y algunos. Es buena oportunidad para que el ministro Canahuati revise este deplorable desequilibrio.

Es más, quizá lo más saludable para este proceso, si es que va en serio, sería pedirle al embajador Jorge Arturo Reina, en caso que quiera, que sostuviera la carpa por un tiempo, pues como están las cosas de delicadas, cualquier embajador que venga —no obstante que tenemos muy buenos diplomáticos/as— se verá con recelo, pues hay cosas dentro de nuestro Poder Judicial y rostros visibles del golpe de Estado militar que hacen dudar a la comunidad internacional. El sería el más adecuado para un acercamiento.
En todo este despelote, los victimarios quieren convertirse a fuerza en víctimas. No hemos dejado de trabajar pero sí de recibir sueldo, los que hemos podido quedarnos lo hemos hecho, en mi caso los ahorros y una mujer profesional que trabaja y gana bien se ha podido ir salvando un poco estos meses de injusticia. Otros han tenido que salir corriendo aunque hubiesen querido quedarse. No, no es posible tanta impunidad, tanta maldad y tanto cinismo.

El presidente Pepe Lobo tiene mucho trabajo en esto de la reconciliación, pues sale una noticia como estas y se exalta uno con tanta barbarie. El colmo del odio entre los hondureños/as ha llegado a tal, esto es en mi caso, que un primo mío que anda en la cúpula golpista, director o algo del Tribunal Supremo de Elecciones, Alejandro Martínez Quezada, me envió en esos tiempos álgidos un correo electrónico burlándose porque Micheletti había ordenado quitarnos nuestro salarios. ¿Qué le parece doña Marta, se tratará la nuestra de una sociedad civilizada?
Creo que la cuenta es más grande, al menos a mí me deben todos esos meses de sueldo. Y a otros y otras también. No somos culpables de que Micheletti no sepa leer o haya malinterpretado la Constitución y en donde dice golpe de Estado haya leído sucesión.

Roberto Quesada: Premio Periodístico Jacobo Cárcamo 2009 e hijo predilecto de La Ceiba, 2009. Escritor y diplomático hondureño, autor de varios libros, entre los que destacan El desertor (1985), Big Banana (Seix Barral), Nunca entres por Miami (Mondadori), Los barcos (Baktún), La novela del milenio pasado (Tropismos, Salamanca). El humano y la diosa (Premio de Literatura del Instituto Latinoamericano de Escritores, USA). Actualmente su novela Big Banana es traducida al italiano y trabaja en una nueva novela.

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