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sábado, 30 de enero de 2010

Golpe institucional en Honduras, nueva estrategia de Washington en América Latina

La juramentación de Porfirio Lobo como presidente de la República de Honduras pretende legitimar y validar, más que un golpe de Estado técnico, institucional y militar, la nueva estrategia de Washington en América Latina para derrumbar gobiernos y presidentes democráticamente electos, y reprimir a pueblos que luchan por su liberación hegemónica y su reindependencia.

Así lo denunció el vicepresidente del Grupo Venezolano del Parlamento Latinoamericano, diputado Carolus Wimmer, a través de una nota de prensa institucional, recordando que Lobo fue elegido en un proceso electoral ilegitimo, efectuado bajo el amparo de un régimen dictatorial y represivo, que asumió el poder tras perpetrar un golpe de Estado contra el presidente constitucional del país, Manuel Zelaya.

Un Jefe de Estado (Zelaya) quien fue expatriado a punta de fusil y luego regresó valientemente, aún cuando la Corte Suprema de Justicia solicitaba su aprehensión por un sinfín de expedientes judiciales que le fueron abiertos por ejercer acciones y ejecutar planes en favor de su pueblo y en detrimento de los intereses capitalistas de la burguesía subversiva al imperio norteamericano.

Entonces, por un lado Lobo asume un mandato inconstitucional, no reconocido por la gran mayoría de los Gobiernos de América y del mundo entero.

Por el otro, Zelaya recibe asilo político en República Dominicana, pues corre el riesgo de ser torturado y asesinado en caso de ser capturado por las fuerzas policiales agresivas de Honduras.

Para Wimmer, este golpe institucional dado en Honduras -ya que se juntaron los poderes del Estado y las fuerzas militares para derrocar al Ejecutivo- es el nuevo modelo golpista que Estados Unidos pretende imponer en la región, adaptado al siglo XXI y con el apoyo de la oligarquía vende patria de cada país.

Destacó que es una adaptación de otroras operaciones, como el Programa Phoenix en Vietnam para acabar con el Frente Nacional de Liberación de Vietnam, la Operación Condor en América Latina para erradicar los movimientos populares que luchaban contra las dictaduras militares, o la reciente Operación Libertad en Irak, para adueñarse de las riquezas petroleras de ese país.

“Anteriormente empleaba golpes fascistas militares, guerras e invasiones para lograr sus objetivos. Ahora se apoya en sobornar, comprar y dominar a las instituciones de un país, es decir, dar golpes institucionales, cuyo objetivo es igual al de los golpes militares del pasado”, enfatizó.

Transición dictatorial

Wimmer, también secretario de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Venezuela, dijo que lo ocurrido en Honduras es una transición dictatorial, es decir, un dictador por otro. Roberto Micheletti dejó de cumplir sus funciones de supuesto “presidente provisional” para dejar que Porfirio Lobo ejerza una presidencia inconstitucional.

Ante ello, Lobo deberá enfrentarse a ciertos retos. El primero de ellos es la lucha popular que desarrollará el Frente Nacional de Resistencia Popular, ese que no ha descansado un sólo día desde aquel 28 de junio y que ha dicho que no descansará hasta ver retornar la verdadera democracia a su país.

Quizás el reto más importante, para él, será lograr el reconocimiento internacional, del cual no goza ahora. En América sólo EEUU, Colombia, Perú, Costa Rica y Panamá lo han reconocido. La Unión europea aún no lo ha hecho.

Por otra parte, llamó a la reconciliación nacional al jurar la Presidencia, pero paradójicamente insistió en expulsar a Zelaya fuera del país y firmó un decreto de amnistía para todos los involucrados en la crisis causada por el golpe de Estado.

Sobre el tema, una encuesta hecha por la BBC, la Corporación Británica de Difusión del Reino Unido, en el mes de enero, dejó como resultados que la investidura de Lobo como nuevo presidente de Honduras, para el 51% de los lectores, es una legitimación del golpe de estado.

El 28% consideró que es una salida a una estancada crisis política y sólo el 21% cree que una evolución natural de la democracia hondureña. Lo dicen los lectores de una transnacional privada de comunicación, que poco o nada se relaciona con el progresismo.

En conclusión, la dictadura en Honduras continuará, la lucha de Zelaya desde el exilió no morirá y los países integrantes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) no dejarán de denunciar jamás los atropellos contra el pueblo hondureño.

“ Volveremos, volveremos”, exclamó Zelaya antes de partir hacia Dominicana. Frase similar al “Por ahora”, que un 4 de febrero de 1992 pronunció un venezolano que también se rebeló contra la oligarquía de su país, y que años más tarde llegaría a la cúspide de la popularidad y cambiaría el rumbo de su nación hacia el desarrollo, Hugo Chávez Frías.

ABN

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