Quiere elecciones en noviembre y dijo que la negociación no implica la restitución de Zelaya. Todo sucedió tras la militarización de la Embajada de Brasil. Lula pidió una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU
Luego de una jornada de alta tensión en Honduras y ante la presión de la comunidad
internacional, el presidente de facto, Roberto Micheletti, abrió ayer una salida a la crisis y afirmó que está dispuesto a dialogar con el presidente depuesto, Manuel Zelaya, pero puso condiciones
“Estoy dispuesto a discutir cómo resolver la crisis política (...), estoy listo para conversar con el señor Zelaya siempre y cuando reconozca explícitamente las elecciones del 29 de noviembre´, dijo el canciller del gobierno de facto, Carlos López, al dar lectura en Tv a un mensaje de Micheletti.
Además de esa condición, el ministro aclaró que ´de ninguna manera se ha hablado en este mensaje del retorno del señor Zelaya a la presidencia de la República´, rechazando así la exigencia del mandatario derrocado y la comunidad internacional.
La propuesta ´no puede deshacer la orden de arresto de la Corte Suprema de Honduras en su contra ni los cargos que encara bajo nuestro sistema judicial independiente´, añadió.
A casi tres meses del golpe de Estado en Honduras, Micheletti decidió ceder tras el sorpresivo regreso el lunes de Zelaya al país, refugiado por ahora en la Embajada de Brasil en Tegucigalpa.
Según Micheletti, la intención de Zelaya “es venir de nuevo acá a montar una Constituyente, acabar con la Corte Suprema de Justicia, acabar con el Congreso Nacional y establecer una dictadura aquí en el país. Él ya lo ha dicho públicamente”, afirmó en una entrevista a la BBC.
Desde el golpe de Estado, se realizaron dos reuniones entre gente designada por Micheletti y Zelaya, bajo la mediación del presidente de Costa Rica, Óscar Arias, pero el documento donde se establecía un acuerdo recibió el rechazo del régimen de facto porque no aceptaba una de las condiciones: el retorno del Presidente depuesto al poder.
El conflicto continuó sin posible solución hasta ayer, cuando un día después de la llegada de Zelaya estalló la crisis.
La Embajada de Brasil, donde se refugia el Mandatario derrocado el 28 de junio, fue militarizada. La Policía hondureña desalojó a la fuerza a los simpatizantes de Zelaya fuera de la sede diplomática brasileña; 18 personas resultaron heridas y hay al menos 90 detenidos.
De inmediato, el mandatario de Brasil, Inacio Lula da Silva, exigió al gobierno de facto hondureño que respete su sede diplomática en ese país y también habló con Zelaya para que no diera pretextos al régimen de Micheletti para que surjan conflictos en esa situación. ´Le pedí que tuviese mucho cuidado de no dar pie a pretexto alguno a los golpistas para recurrir a la violencia´, indicó Lula y añadió que Zelaya le dijo que “le pidió al pueblo que si hacía manifestaciones, que las mismas fuesen pacíficas´.
El Gobierno brasileño dejó en claro desde el principio de la crisis desatada en Honduras por el regreso de Zelaya, que no fue parte del plan, que recibió un pedido de alojamiento unos 60 minutos antes de que se supiera de su llegada a Tegucigalpa.
Sin embargo, el mandatario Lula da Silva también aclaró su posición de no tolerar una dictadura en América Latina.
´No estamos más en los problemas de la década de los 60 y no podemos aceptar que por divergencias políticas alguien se halle en el derecho de deponer a un presidente democráticamente electo´, sostuvo el gobernante brasileño. Hacemos ´lo que cualquier país democrático haría´, agregó el Mandatario.
Más tarde decidió pedir a la reunión de las Naciones Unidas que se realiza en Nueva York, un encuentro urgente del Consejo de Seguridad de este organismo para intentar resolver la crisis de Honduras, según fuentes diplomáticas del país sudamericano.
A esas alturas, también se pronunciaron varios países y organizaciones internacionales, que pidieron respetar la seguridad de Zelaya y abogaron por una salida negociada al conflicto hondureño.
El portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Ian Kelly, subrayó que para Estados Unidos la mejor opción sigue siendo el Acuerdo de San José y alentó a su firma e implementación ´inmediata´. ´Enfatizamos la necesidad de diálogo´, dijo el portavoz de la Casa Blanca.
Mientras que en la capital brasileña, la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de ese país pidió ayer al plenario que envíe una nota de ´repudio y censura´ al cerco militar a su embajada en Tegucigalpa. Con datos, de EFE, AFP, BBC y El País
“La intención de él (Zelaya) es venir de nuevo acá a montar una Constituyente, acabar con el Congreso y la Corte Suprema”.Roberto Micheletti, presidente de facto de Honduras
http://hondurascontraelgolpedeestado.blogspot.com/
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