La resistencia contra el golpe fascista está permitiendo un nivel de desarrollo del poder popular, de organización horizontal, de movilización en todos los campos, de lucha social y cultural que ayuda a impulsar también el renacimiento nacional de los pueblos originarios. El ejemplo de la Nación Lenca: Alrededor de 30 hombres, mujeres y niños del pueblo Lenca de Honduras son desde hace días los guardianes de la embajada de Venezuela en Tegucigalpa, donde sólo un diplomático se mantiene, desafiando la orden de expulsión que hace ya casi dos meses emitió el gobierno golpista.
Los indígenas permanecen en la parte exterior de la residencia diplomática, sentados directamente sobre la acera o en rústicas esteras que amortiguan la dureza del piso: "Estamos aquí por solidaridad con el pueblo venezolano, porque este gobierno golpista de Micheletti quiere expulsar a los compañeros diplomáticos", explica Juan Vásquez, vocero del grupo.
Se les ve bajo un toldo y con una mesa con utensilios de cocina, evidencia de que allí mismo se preparan y consumen los alimentos, para no tener que abandonar la vigilia en ningún momento. En realidad en el interior de la embajada sólo se encuentra el encargado de negocios Ariel Vargas, luego que el 21 de julio el régimen ordenó la salida de Honduras de todo el personal diplomático venezolano, en represalia por las críticas del presidente Hugo Chávez al golpe de estado.
Caracas mantiene a Vargas al frente de la misión diplomática para hacer patente que no reconoce al gobierno de Micheletti.
"Y nos solidarizamos con ellos porque nunca nadie se había solidarizado con nosotros, la Nación Lenca, como Venezuela. Por primera vez ha llegado asistencia médica gratuita y de calidad a las comunidades lenca que habitan la zona occidental de Honduras: Lempira, La Paz, Santa Bárbara y Comayagua".
"Los médicos venezolanos y cubanos, que forman parte del programa “Operación Milagro”, han curado a muchas personas, y a otros que lo han necesitado los enviaron a operarse a Cuba o a Venezuela", afirma Vásquez.
Otro logro es el programa “Yo sí puedo”, que ha ayudado a alfabetizarse a muchos lencas que no sabían escribir ni leer en castellano, por el momento en castellano. Cuando el huracán Mitch que devastó a Honduras en 1998, "fueron ellos los primeros que llegaron a la zona para ayudarnos".
Estos son algunos de los programas que el gobierno de Venezuela financió en Honduras, tras el ingreso de este país centroamericano a la “Alba” hace un año, bajo el gobierno del liberal Manuel Zelaya ahora depuesto.
También la nación Lencas quiere el regreso del presidente legítimo, el que dicen que más se ha preocupado por ellos, y están convencidos que más tarde o más temprano regresará.
Así, en todo el continente, más naciones originarias despiertan a la lucha, y muchas de ellas salen a pequeños pasos, por ahora, de una invisibilización impuesta por el genocidio español, y europeo.
Se abren nuevos horizontes a la lucha anticapitalista continental, y a sus instituciones de dominio: los estados neo-coloniales.
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