Segunda parte
La gigantesca movilización popular llevada a cabo, el día martes 15 deseptiembre, fecha en que se conmemora la independencia del istmocentroamericano, por parte de la resistencia hondureña, al régimen fascistainstalado por el golpe militar del domingo 28 de junio pasado, superó concreces a cualquier demostración de apoyo a ese régimen, tanto en Tegucigalpacomo a lo largo y a lo ancho del territorio nacional, de acuerdo con lasinformaciones que nos llegan de diversas fuentes. Mientras los partidariosdel régimen se reunían, a puertas cerradas, en el Estadio Nacional, por todala ciudad capital muchos miles de personas expresaban ya no sólo su repudioal golpista Roberto Micheletti y exigían el regreso inmediato del presidenteManuel Zelaya, sino que también hacían escuchar su demanda de laconvocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, con el claro propósitode refundar la nación hondureña y establecer, por primera vez en la historiarepublicana de Honduras, un verdadero régimen democrático. Los cambiospolíticos que los torpes golpistas querían evitar con la asonada del 28 dejunio se abren paso, a pesar suyo, desde las bases mismas de una sociedadque cansó de la farsa democrática de dos camarillas que se han repartido elpoder y los privilegios, a lo largo de la historia de esa nacióncentroamericana.
La gigantesca movilización popular llevada a cabo, el día martes 15 deseptiembre, fecha en que se conmemora la independencia del istmocentroamericano, por parte de la resistencia hondureña, al régimen fascistainstalado por el golpe militar del domingo 28 de junio pasado, superó concreces a cualquier demostración de apoyo a ese régimen, tanto en Tegucigalpacomo a lo largo y a lo ancho del territorio nacional, de acuerdo con lasinformaciones que nos llegan de diversas fuentes. Mientras los partidariosdel régimen se reunían, a puertas cerradas, en el Estadio Nacional, por todala ciudad capital muchos miles de personas expresaban ya no sólo su repudioal golpista Roberto Micheletti y exigían el regreso inmediato del presidenteManuel Zelaya, sino que también hacían escuchar su demanda de laconvocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, con el claro propósitode refundar la nación hondureña y establecer, por primera vez en la historiarepublicana de Honduras, un verdadero régimen democrático. Los cambiospolíticos que los torpes golpistas querían evitar con la asonada del 28 dejunio se abren paso, a pesar suyo, desde las bases mismas de una sociedadque cansó de la farsa democrática de dos camarillas que se han repartido elpoder y los privilegios, a lo largo de la historia de esa nacióncentroamericana.
La situación se ha tornado tan grave para el régimen golpista, que algunosactores sociales más lúcidos de la derecha centroamericana, como es el casodel presidente de Costa Rica, Óscar Arias Sánchez, el artífice de lastraiciones y la contrarrevolución blanda de los años ochenta del sigloanterior, con la que logró mantener intacta la dominación oligárquica entodo el istmo centroamericano, entonces amenazada por la lucha y laresistencia popular, acuden en su auxilio tratando de legitimar laselecciones de noviembre y salvar el statu quo, el que ha sido puesto enpeligro de nuevo, tal y como hemos venido indicando, sólo que ahora comoconsecuencia de la torpe actuación de los golpistas, al desatar esegigantesco polo de fuerzas, al que hemos venido dando la denominación dezelayismo social y político y que ha se ha convertido en un interlocutorválido, dentro de cualquier negociación digna de ese nombre.
El llamado de Óscar Arias Sánchez a los candidatos a la presidencia deHonduras, en especial a los de los partidos Liberal y Nacional, para quepresionen en favor del Acuerdo de San José, que implica el regreso de ManuelZelaya con las manos atadas y la legitimación de las elecciones, que estabanprogramadas para el mes de noviembre, no es más que un intento de oxigenaral régimen golpista de Micheletti, quien había apostado por ganar tiempo yesperar a la realización de esos comicios con la vana esperanza de legitimarsus actuaciones e impedir, de esta manera, cualquier cambio en lainstitucionalidad del país, dentro de lo que parecía el principal objetivo aalcanzar con el golpe de Estado del 28 de junio, por parte de la autista ycavernaria oligarquía hondureña.
Ahora lo que está planteado en ese país esuna verdadera situación revolucionaria, a partir de la movilización popular,en demanda de cambios sociales y políticos muy profundos, los que van muchomás allá de la restitución de Manuel Zelaya y que tienen hondas raíces en elpropio Partido Liberal Hondureño, lo mismo que en todo un abanico deorganizaciones sociales y populares. Es por ello que hemos venido hablandode la existencia de un zelayismo social y político, dada esa naturaleza dualque lo caracteriza.
Ni siquiera las maniobras del actual presidente de CostaRica, quien cuenta con el aval de los Clinton, podrán sortear esta crisistan profunda en beneficio de las viejas clases dominantes de Honduras, dadoel grave error que cometieron bajo el imperio del miedo que sembraron entrealgunos sectores de la población, para terminar interiorizándolo ellosmismos. En un tercer apartado nos referimos a los factores externos en estacrisis.
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