En 1958 me gradué en el Massachusetts Institute of Technology, considerado una de las mejores universidades del mundo, y, como a todos los otros graduandos de esta universidad, se me ofreció un buen trabajo para quedarme en los Estados Unidos y hacer mi carrera profesional en aquel país.
Uno de mis compañeros, que fue contratado por Citibank, alcanzó la Presidencia de ese banco. Yo escogí regresar a Honduras y con mi esfuerzo y mi trabajo y los conocimientos obtenidos, vine a compartir luchas, éxitos y problemas con mis amigos hondureños, en donde me había criado hasta terminar mi secundaria en el Instituto José Trinidad Reyes.
Mi intención siempre fue como en efecto ha sido, contribuir al desarrollo de Honduras.Cuando regresé a Honduras, apadrinado por Ramón Villeda Morales, Felipe Zelaya, Armando Elvir, Mario Rivas, Héctor Bueso Arias y otros liberales de San Pedro Sula fui parte de la Corporación Municipal electa por el pueblo de San Pedro Sula de 1960 a 1963, liderada por don Felipe Zelaya.
Cuando el golpe de Estado de 1963, siendo consejero de la Municipalidad de San Pedro Sula, fiscal de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés y amigo personal de los líderes sindicales de aquel tiempo, don Gabriel Mejía me ofreció el Ministerio de Economía y Hacienda (que en aquel tiempo era uno solo) en el gobierno resultado del golpe de Estado. En aquella ocasión decidí mi camino: no podía ser golpista, y escogí acompañar a don Felipe Zelaya en la Municipalidad de San Pedro Sula hasta completar el término legal para el cual había sido electo.
A pesar de que se nos pidió continuar, concluido el período, nos fuimos todos del gobierno municipal. En general, muy pocos liberales optaron por participar en el gobierno resultado del golpe de Estado.De aquella fecha para acá he mantenido una postura permanente y continua en defensa del Partido Liberal de Honduras, de la democracia, de la libertad y del derecho a que cada hondureño exprese sus sentimientos con una libertad de prensa y de expresión irrestricta.Creo que el liberalismo es la doctrina democrática más exitosa para promover el desarrollo social y económico de cualquier sociedad. Entiendo por liberalismo una sociedad en donde el ser humano, hombre o mujer, puede alcanzar estadios de superación en libertad que no pueden ser alcanzados ni en las dictaduras militares ni en gobiernos autoritarios –de izquierda o de derecha-- que para mantenerse en el poder tienen que recurrir a las restricciones de las libertades.
El límite está, en cualquier caso, en el esfuerzo y la capacidad creativa, de estudio y de trabajo de cada quien.De 1958 a esta fecha han transcurrido 51 cortos años. Cortos porque siempre falta tiempo para hacer todo lo que se desea construir. El año recién pasado asistí al 50 Aniversario de mi graduación de la universidad y, en ese memorable momento, afloró con más intensidad en mi conciencia la satisfacción de que he trabajado muy duro para alcanzar el éxito. Un logro conseguido invirtiendo parte importante de mis ingresos en contribuir a la existencia de una verdadera libertad de prensa y de expresión en Honduras.-2-El primer periódico en que participé, La Prensa, fue clausurado cuando la huelga de 1968, obligándome a vender mis acciones para que el gobierno le retirara los procesos judiciales a mis amigos Edmond Bográn y Céleo González. Durante estos 51 años nunca he aceptado un cargo público de nombramiento, pero mi Partido Liberal me otorgó el alto honor de representarlo en el Congreso Nacional en dos ocasiones y de ser Vicepresidente/Designado de la República en el período constitucional 1986/1990, al lado del Presidente José Simón Azcona. Me ha tocado participar, en tres ocasiones, en la reconstrucción del Partido Liberal: en las etapas de transición posteriores a los golpes de Estado de 1963 y 1971 y en la reconstrucción interna de 1986. También debo recalcar que en este corto período de 51 años nunca he tenido concesiones del gobierno ni tampoco grandes contratos de obras públicas. Me he abstenido de hacer negocios con el Gobierno de Honduras, excepto en lo que corresponde a la participación en licitaciones abiertas de seguros y similares. Tampoco he recibido cheques o prebendas del gobierno.En la ocasión en que fui funcionario público electo, presenté mis declaraciones completas a la Contraloría General de la República, actualmente Tribunal Superior de Cuentas. En el gobierno constitucional del presente, a mi hijo Yani Rosenthal, siendo ministro de la Presidencia, se le pidió no calificar a Constructora Continental Delta, S.A. para los proyectos del Fondo del Milenio y, por principios éticos, no se presentó solicitud alguna para así conservar la misma transparencia que la familia siempre ha mantenido.Sin embargo, en muchas ocasiones, como suele sucederle a quienes participan en política, hemos sido víctimas de rumores, muchas veces calumniosos, en diferentes ocasiones, desde la posible cancelación de visas, hasta de diversas actividades irregulares. Por supuesto, nunca han podido materializar alguno de estos rumores en verdad y las falsas acusaciones que se nos han hecho han terminado siendo invariablemente aclaradas.Es importante dejar en claro que mi posición política en torno a la sucesión presidencial siempre ha sido contraria a la reelección en el cargo de Presidente de la República, pues la no reelección es, en nuestra realidad política y social, la forma más eficaz de evitar el posible abuso de poder de quienes ostentan cargos públicos. Adicionalmente, mi posición puramente personal es que en Honduras no hemos tenido un Presidente que pueda ser reelecto. El pueblo hondureño no ha quedado satisfecho con los logros de los diferentes gobiernos. Esta posición ha sido discutida de manera llana y contundente con el Presidente Manuel Zelaya Rosales, quien me había manifestado que, contrariamente a lo que se le acusa, nunca pretendió continuar en el poder y mucho menos atropellar la Constitución con un golpe de Estado.En su oportunidad, denuncié que la precandidatura de Roberto Micheletti era inconstitucional, con pleno conocimiento de causa, pues conjuntamente con él participamos en las reformas constitucionales para evitar que el Presidente del Congreso Nacional fuera precandidato, ya que, en estricta lógica jurídica, se comete el mismo posible abuso de poder que el de reelegir al Presidente de la República. Sin embargo, lo apoyé en su precandidatura, después del fallo de la Corte Suprema de Justicia a su favor, tomando en cuenta su largo historial en las filas del Partido Liberal. Igualmente consideré que la candidatura del Vicepresidente Elvin Santos es inconstitucional, puesto que el cargo de Vicepresidente no es renunciable y el Vicepresidente, de acuerdo con la Constitución, no puede ser candidato a la Presidencia de la República.-3-Por todo lo anterior, reitero mi posición invariable que soy un ciudadano liberal que adversa el golpismo de Estado y que tampoco acepto que el poder público descanse únicamente, e inclusive prioritariamente, en la fuerza de la policía y de las Fuerzas Armadas. Sostengo que nuestra lucha como liberales y como hondureños debe de ser por alcanzar una verdadera democracia con un verdadero desarrollo económico y social. Los liberales no estamos hechos para ser golpistas y mucho menos para atropellar al pueblo.Consciente de mi responsabilidad como dirigente político liberal, en el más amplio sentido, hago un vehemente llamamiento a las autoridades políticas anteriores y actuales a que se desprendan de la prepotencia que los anima. Una de las cosas que he aprendido en el transcurso de mi ejercicio político en el liberalismo es el valor de ser humilde y el de procurar en todo momento de no hacerle daño a nuestro país. Cada día en que tenemos toque de queda, estado de excepción o estado de sitio, significa que el Producto Interno Bruto de Honduras pierde casi Mil Millones de Lempiras. Cuando no se ordeñan las vacas y no llega la leche al mercado, la leche se pierde y no se recupera. Y cuando los miles de empleados de las maquilas, que ganan un sueldo basado en producción, reciban un cheque “mochado” ese fin de mes, estos más de 100,000 hondureños y otros muchos que igualmente reciben su pago en la industria de la construcción en base a producción, van a buscar al culpable de ese daño. No se trata, entonces, de jugar al diálogo de sordos o de dilatorias para ganar tiempo. Se trata de buscar soluciones justas y permanentes a los inmensos problemas de la pobreza y el desempleo.El Partido Liberal ha sido muy gravemente dañado, pero en todo tiempo el liberalismo tiene y tendrá hondureños con amor a la Patria dispuestos a reconstruir y a renovar nuestro partido, como instrumento insustituible para la edificación de una verdadera democracia en Honduras. La historia juzgará los actos de cada liberal y cada hondureño por sus actuaciones en este momento histórico.Estoy absolutamente seguro de que mis hijos transitarán por la misma ruta por la que nosotros hemos caminado. Igual actitud espero de mis amigos, a que también lo hagan. La historia se escribe día a día. No termina aquí. ¡Ya basta de hacerle tanto daño a Honduras!
JAIME ROSENTHAL OLIVA
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