La situación interna en Honduras pone a prueba los principios y el valor de Brasil, afirma un editorial del Partido Comunista de Brasil (PCdoB), publicado en su sitio web, el Portal vermelho, informó Prensa Latina. Tras recordar que el 28 de junio pasado, el presidente de Honduras, José Manuel Zelaya, fue derrocado, secuestrado y expulsado de su país por un golpe militar, el PCdoB sostiene que el día 21 de este mes, el mandatario constitucional volvió a su nación y solicitó abrigo, no asilo, en la embajada de Brasil en Tegucigalpa. El editorial asegura que Brasil violentaría la soberanía hondureña en caso de reconocer otro presidente que no sea el electo por el pueblo de esa nación centroamericana, postura que es la única de principios en las trágicas circunstancias creadas por los golpistas. Señala que cada día el michelettismo se desenmascara como una dictadura militar, con el mismo ADN de sus predecesoras de los años 1960 y 1970, del siglo pasado, en América Latina. Temiendo la presencia de Zelaya en la embajada de Brasil y a la resistencia en las calles, el régimen golpista promueve una escalada dictatorial, decretando un estado de sitio, lo mantuvo en secreto por seis días, expulsó diplomáticos de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de España. Asimismo, el PCdoB descartó la propuesta conciliatoria del mediador Óscar Arias, presidente de Costa Rica, mientras se reprime brutalmente al pueblo, tortura y asesina y se cierra una estación de radio y un canal de TV, se mantiene sitiada por tropas la embajada de Brasil y se lanza un ultimátum al Gobierno brasileño. El editorial destaca la debida postura del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien respondió que Brasil no tolerará un ultimátum de un régimen golpista. Asegura que en caso de que las instituciones multilaterales acompañen la firmeza brasileña, es probable que los gorilas terminen por ceder y acatar una solución pacífica a la crisis, en los términos del Plan Arias, que tiene como primer punto la devolución del mandato presidencial. Tampoco, indica, se excluye que prevalezca la contemporización con los golpistas, fijada con estridencia por cierta élite política, diplomática y mediática brasileña. Pero aún así, subraya el editorial, “el pueblo hondureño, con la solidaridad de sus hermanos, encontrará el camino de la victoria. Del tenebroso ciclo tiránico latinoamericano emerge una verdad: Las dictaduras, así sean las peores, acaban”.
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