Debido a los dramáticos y apasionados acontecimientos acaecidos en nuestro país después del 28 de junio, fecha en que fue destituido y secuestrado el presidente Manuel Zelaya, de inmediato se dividió en dos facciones la opinión nacional. Existe la facción que está a favor del golpe y la que está en contra. A la que está contra el derrocamiento y el destierro involuntario del presidente Zelaya se la califica de “comunista”, “socialista”, “chavista” y “melista”…hemos utilizado comillas porque todos los términos están equivocados. Los que están a favor del gobierno de facto, es decir, de aquellos que interrumpieron el orden constitucional, se los llama “amantes” de la libertad, la paz y la democracia. Sería mejor llamarlos—sin apasionamiento alguno—amantes del status quo. Esa facción golpista nunca supo que se vive un nuevo milenio, por un lado, y, por otro, parece que la Gran Huelga de 1954, paro que duró más de 60 días paralizando las actividades de la transnacional bananera United Fruit Company, pasó inadvertida, así como otros movimientos sociales que se han dado en el ámbito nacional. Los que favorecen el actual gobierno de facto y a su dirigente, señor Roberto Micheletti, todavía lo ven todo blanco o negro, para ellos no existen la flexibilidad ni los términos medios, como tampoco el diálogo y la negociación. La situación es lamentable. Esa gente cree que Rusia aún es comunista y no confían en Putin y Medvedev. Todavía creen que Castro es un monstruo…el Terror del Caribe, pero aceptan las atrocidades que cometió Pinochet, en Chile. Creemos que es injusto señalar a cualquier persona de “comunista” únicamente porque rechaza la interrupción violenta del orden constitucional y que encima de eso, se lo llame “melista”, es decir, seguidor incondicional del presidente constitucional de Honduras. Estaríamos cayendo en grave error si le diésemos ese calificativo al señor Micheletti puesto que no fue elegido por voluntad popular, mediante el voto soberano, a la presidencia de Honduras. Es por eso que muchos lo llaman “dictador”, aunque, en lo personal, no creemos que lo sea. Micheletti únicamente se hizo del poder mediante un golpe político-militar y es muy probable que sea un chivo expiatorio de la poderosa clase empresarial y política…manipuladora y dominante.
Lo que nos duele profundamente es que la comunidad internacional haya aislado a Honduras debido al golpe y que un país pobre se vuelva aún más pobre. Los efectos ya se empiezan a sentir. El pueblo está indignado y las pasiones siguen enardecidas y eso no es ni positivo ni edificante. Las noticias informan que el gobierno de los Estados Unidos le ha revocado la visa no sólo al señor Micheletti sino a muchos de sus funcionarios y faltan más revocaciones. Otros países amenazan con suspender toda ayuda económica a Honduras. Tampoco están dispuestos a reconocer las elecciones generales del 29 de noviembre, sin embargo, se le pide a la población que acuda masivamente a las urnas. Los comerciantes han llegado al ofensivo extremo de ofrecer un 20 por ciento de descuento en sus artículos a todo aquel ciudadano que demuestre que ha votado. Esa maniobra es maquiavélica. Es un chantaje descarado. No le estamos pidiendo al pueblo que se abstenga de votar, pero votar es un derecho no una obligación, como en otros países. Pensamos que todo aquel que quiera acudir a las urnas que lo haga y todo el que decida mantenerse alejado está en su derecho. ¿Acaso no vivimos en un país libre, pacífico y democrático? Repetimos, ejercer el sufragio no es obligatorio.
Las consecuencias de lo ocurrido el pasado 28 de junio serán nefastas para nuestra economía. Ya la señora Gabriela Núñez, máxima autoridad de facto del Banco Central de Honduras, está pidiendo cacao al solicitarle a la comunidad internacional que no suspenda la ayuda económica a Honduras pues los sacrificados serán los pobres. ¿Desde cuándo nos ha preocupado la suerte de los pobres? Que sepamos nunca nos ha quitado el sueño el sufrimiento del pueblo. Es peligroso preocuparse y estar a favor de la pobrería…corremos el riesgo de que se nos señale de “comunistas” “socialistas” y “chavistas.” Es inconcebible que una persona económicamente solvente y acaudalada esté a favor del pueblo.
Todo aquel que piensa—aunque sea a medias—se dará cuenta que se nos vienen encima consecuencias económicas pavorosas. Los ricos no tienen de qué preocuparse…ellos tienen sus millones de dólares en el exterior, pero ¿qué será del pobre? Esa pregunta se la hizo el Lic. Carlos Orbin Montoya, ex presidente del Congreso Nacional. El Lic. Montoya fue categórico al vaticinar un futuro aciago para la economía hondureña. Nuestras exportaciones no serán desembarcadas por los obreros sindicalizados en Estados Unidos y Europa. Los precios de medicinas y alimentos se incrementarán y seremos el país más pobre de América…sin reservas cuando se agoten. De la Cuenta del Milenio únicamente alcanzamos la colita y muchas obras de infraestructura quedarán inconclusas. Ese es el futuro que nos espera…tristes consecuencias del golpe político-militar.
Septiembre 14, 2009.
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